Entrevista a Richard Gerver publicada en El País Digital por Rosa Jiménez Cano (30-04-2012)
Antes de
dedicarse a la educación Richard Gerver (Londres, 1969) fue actor y publicista. En 2005 fue
reconocido como mejor director de escuela de Reino Unido tras convertir un
colegio conflictivo en un caso ejemplar de innovación. Su libro “Creando las escuelas de mañana hoy”se ha convertido en un manual de referencia, aunque su salto
a la fama, más allá del ámbito académico, llegó a través de sus vídeos enYouTube, inspiradores y apasionados. En su propuesta la pasividad y
el castigo dejan paso a la interacción y el placer de descubrir y conocer.
Gerver ha participado en Madrid en The App Fest, un encuentro sobre desarrollo
de aplicaciones, creatividad e innovación, y como ponente en el IX Congreso Mundial de Educación.
Pregunta: ¿Es tan importante la tecnología para los estudiantes?
Respuesta: Bastante porque está en su ocio, su hogar... Está en su
rutina diaria, así que tendría que ser parte de su aprendizaje. Hay un matiz
que no se debe olvidar, los niños no solo aprenden en la escuela. El aprendizaje
informal se da a través de la tecnología, para que la parte formal tenga
credibilidad no puede dejar de lado la tecnología.
P. ¿Qué papel juega el profesor en este nuevo entorno?
R. Deben asumir
que la era en que el profesor era el experto que sabía todo ya pasó. Eso ya es
imposible en nuestro mundo. Para muchos educadores esto es un reto pero para
otros es una pérdida de confianza. Hay que entender que el paradigma ha
cambiado. Los profesores nos tenemos que ver como facilitadores, como expertos
en ayudar a los jóvenes a entender conceptos complejos, de manera profesional,
pero asumir que ahora adquieren conocimientos de muchas maneras. La clave está
en hacer ver a alumnos que lo aprenden a través de la tecnología tiene un uso
en la vida diaria, que sirve para su evolución. Los profesores han pasado de
ser los que les dan conocimientos a los que les dan capacidad para aprender por
sí mismos.
P. ¿Y cree que su propuesta se puede aplicar con los recortes
del Gobierno?
R. Creo que sí. La transformación de la educación no requiere
de una gran inversión. Estamos ante una transformación humana. El cambio está
en conseguir atraer a los jóvenes a través de la emoción y la creatividad,
usando la imaginación. Eso no cuesta dinero. Cuando se habla de nuevas
tecnologías siempre nos quedamos en llenar las clases de ordenadores, pero es
absurdo. En sus casas ya tienen aparatos más avanzados. La inversión debe estar
en la forma en que se usa la tecnología, sobre todo en el software y en
material online, que es mucho más barato que comprar aparatos que se quedan
obsoletos.
P. ¿Quién debe proyectar ese software? ¿Las escuelas? ¿El
gobierno?
R. El gobierno, no. Los profesores, que siempre tienen
soluciones fantásticas para el día a día. Hay que devolver el valor del
educador. Hay que promover La colaboración entre los desarrolladores de
aplicaciones y los profesores, que son los que saben cómo exponer conceptos,
razonar...
R. Yo también me hago esa pregunta. Al igual que los
periódicos, siempre tendrán un sitio, pero su futuro se lo están jugando ahora,
en la forma que tienen de gestionar la llegada de las nuevas tecnologías. Los
diarios deben mantener su calidad, su valor periodístico, pero hay que entender
que ya no vale con dar una fotografía estática, sino que hay que añadir
pequeños vídeos, una pequeña entrevista con el político que sea, un gráfico
interactivo, la posibilidad de conversar con el redactor. El libro siempre tendrá
su sitio, como objeto especial, es increíble, con su olor, tacto, estética...
Sin embargo, la editoriales deben entender que su futuro está en subrayar la
importancia de la experiencia de uso. Su futuro está en mezclar ambos formatos.
P. En los últimos días se ha destacado la aplicación Khan Academy paraiPad, ¿la parece un buen ejemplo?
R. Sin duda. Ha demostrado que para enseñar hay que saber
llegar a los alumnos. Si se accede a ellos desde una posición cercana, que
entienden, todo fluye. Lo más importante de esa aplicación es que es profunda,
pero los alumnos tienen la sensación de tener el control.
P. ¿Cree que los videojuegos pueden tener uso en la educación?
R. Lo creo firmemente. Una de las críticas que se hace a los
chavales es que carecen de resilencia (capacidad de superación), que se
frustran rápido... No es cierto. En un videojuego se demuestra. Les matan y
vuelven una vez al mismo punto y tratan de superarse, de resolver un problema.
Si sacamos lo positivo de ese mundo para el aprendizaje habremos ganado mucho.
Me parece cobarde decir que los videojuegos son malos y mirar para otro lado.
Son una herramienta muy poderosa: sirven para aprender a colaborar, trabajar en
equipo, resolver problemas...
P. ¿Y cómo recomendaría usarlos?
R. De una manera especial, porque
lo que se vive, lo que se hace en primera persona, se recuerda mejor. Hay que
encontrar el punto de conexión que una el entretenimiento con el conocimiento.
P. ¿Desaparecerán las pizarras?
R. Mi vaticinio es que cambiarán. El problema es que el
equipamiento no cambia el sistema. Nos han llenado las clases con pizarras
interactivas, muy bien, esperaban que eso hiciera el cambio, pero se han usado
igual que las de tiza. Hay que cambiar la mente del profesor y entonces sí
cambiarán los libros, la escritura...
P. En su propuesta, ¿cómo encajan los exámenes y las notas?
R. Volvamos al principio, cambiemos el enfoque. El problema es
que tanto en Reino Unido como en España nos empeñamos en reinventar el sistema
con el mismo final. Nadie se plantea que quizá el camino ya no debe llevar al
mismo destino. Hace falta un nuevo camino educativo. El problema está en que
los políticos se empeñan en llevarnos una y otra vez al mismo final. No
necesitamos los mismos exámenes, ojo, no digo que no hagan falta, digo que no
de esta manera. El mundo ha cambiado y las oportunidades que ofrece también. En
España, por ejemplo, la tasa de desempleo juvenil es alarmante. Eso indica que
hay algo mal en el sistema, no solo en la economía. Hay que enseñar a los
alumnos a ser más flexibles, a crear sus propios trabajos, montar sus empresas,
saber dar un servicio y menos a que terminen unos estudios y esperen que los
contraten. Los profesores tenemos que enseñarles a ver huecos en el mercado
para los que ellos creen un producto o un servicio. Así sí se genera riqueza.
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